La pobreza energética es la situación que sufren los hogares que son incapaces de pagar los servicios mínimos de energía que satisfagan sus necesidades domésticas básicas.
Vivir en una vivienda que está aclimatada de forma deficiente y que no puede mantener una temperatura adecuada en su interior puede provocar serios problemas para la salud tanto físicos (artritis, neumonía, asma…) como mentales (depresiones).
Una campaña de
830
Beneficiarios directos
Aquellas personas que de forma natural han sido beneficiadas por las acciones desarrolladas en la campaña.
1660
Beneficiarios indirectos
Aquellas personas identificables que reciben un efecto potencial de las acciones desarrolladas en la campaña.
Ni Un hogar Sin Energía es el programa de ECODES para mejorar la eficiencia energética de los hogares españoles y hacer frente a la pobreza energética.
La pobreza energética es la situación que sufren los hogares que son incapaces de pagar los servicios mínimos de energía que satisfagan sus necesidades básicas o que se ven obligados a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar las facturas energéticas, que puede verse agravada por disponer de una vivienda ineficiente en energía.
En 2019, el porcentaje de hogares con gastos de energía desproporcionados alcanzó el casi el 17% y el porcentaje de hogares españoles que se declaraban incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno era del casi 8%. Estas cifras se han visto agravadas por la situación de la pandemia don COVID19 ya que las familias se han visto obligadas a pasar más tiempo en casa o han entrado en situación ERTE o desempleo.
Hay varios factores que causan la pobreza energética, como son el incremento del precio de la energía, la falta de información y conocimientos en energía (hábitos eficientes, tarifas más adecuadas, descuentos como el bono social), un parque residencial que fue construido sin seguir ningún tipo de criterio de eficiencia energética o la disminución de los recursos económicos de gran porcentaje de la población, haciendo que los pocos con los que cuentan sean destinados a otras necesidades prioritarias como son el pago de la vivienda o los alimentos, por delante de la calefacción, el agua caliente o la iluminación.
Vivir en una vivienda que esta aclimatada de forma deficiente y que no puede mantener una temperatura adecuada en su interior puede provocar serios problemas para la salud tanto físicos (artritis, neumonía, asma…) como mentales (depresiones), principalmente en la población más vulnerable como son las personas de edad avanzada y los niños. Según se destaca en el último informe de la ACA, 7.100 muertes podrían estar asociadas a la pobreza energética durante la estación invernal, con especial incidencia entre las personas de la tercera edad. Para calibrar el impacto real en la mortalidad vinculada a las dificultades para costear el gasto energético en el hogar, basta recordar que en 2015, las víctimas de accidentes de tráfico fueron 1.116. (Datos de la Organización General de Tráfico).
También puede generar problemas de educación en la infancia al no tener suministro eléctrico para la iluminación para estudiar o para los equipos informáticos, hecho que ha cobra una relevancia capital en situaciones de confinamiento.
Ni un hogar sin energía (web)
Empoderar a las personas para que dispongan del conocimiento energético suficiente para poder reducir la pobreza energética que sufren. Con este conocimiento podrán entender y reducir las facturas de suministros energéticos, aprender hábitos de consumo responsable de la energía y conocer medidas de eficiencia energética para implementar en sus hogares.
Ofrecer información y herramientas a la población para que pueda:
Familias de hogares que son incapaces de pagar los servicios mínimos de energía que satisfagan sus necesidades domésticas básicas o que se ven obligados a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar las facturas energéticas de sus viviendas.